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jueves, 30 de septiembre de 2010

















Noticia 4

6 de Abril de 2009. The Ecologist (Dunkeld, Escocia)

Un árbol del bosque de Birnam corre a dar sombra a una niña dormida al sol
Un roble milenario del bosque de Birnam (Escocia) recorrió el sábado más de tres mil kilómetros para socorrer a una niña que se había quedado dormida al sol en las afueras de Dir-Yamil, en Mauritania. Cansada de acarrear agua desde el pozo -distante doce kilómetros de la aldea-, Leyla Anuar, de trece años, se sentó un instante en la arena en el mismo momento en que Ghul, el dormidor de muchachas, cruzaba el desierto con sus besos dulces y envenenados. La poderosa sombra del roble de Birnam salvó a la niña de una muerte segura. Ahora el árbol se niega a volver a su ubicación original. Es el primer caso conocido de migración arbórea y la inquietud se ha apoderado de científicos y políticos de la UE. Se teme que el caso de Birnam no sea más que el comienzo de un nuevo fenómeno irresistible y todos los bosques de Europa, hartos de dar sombra a los europeos, huyan a África.

Santiago Alba Rico, Noticias, Caballo de Troya, 2010

martes, 28 de septiembre de 2010









Robert Koehler, La huelga




Nuestras derrotas no demuestran nada


Cuando los que luchan contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas
la incomodidad de los que están a salvo
es grande.

¿Por qué se quejan ustedes?, les preguntan.
¿No han combatido la injusticia? Ahora
ella los derrotó.
No protesten.

El que lucha debe saber perder.
El que busca pelea se expone al peligro.
El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.

Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?¿Acaso somos
vuestros enemigos los que somos enemigos de la injusticia?
Cuando los que luchan contra la injusticia están vencidos,
no por eso tiene razón la injusticia.

Nuestras derrotas lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchamos contra la infamia.
Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.


Bertolt Brecht

domingo, 26 de septiembre de 2010

ZPU - Dulce Otoño - Contradicziones







otoño

............un extraño eco

secuencia de miel
entre flores
el liquen amanece silencioso
con parpados de mañana
y voz transparente

en la tarde
me dejaré tomar en brazos
por el horizonte


acompáñame, amigo

¡yo no tengo certezas!




Antonio Martínez i Ferrer, Senderos, Crecida, 2010








jueves, 23 de septiembre de 2010























La vida es una
snuff movie

La vida es una snuff movie.
Todos somos actores y espectadores
al mismo tiempo.
La película se acaba
cuando te matan, te matas o te mueres.

P.R.F., Crónicas de un subproletario y otros poemas, Baile del Sol,
2002

martes, 21 de septiembre de 2010

Vivaldi El Otoño




CANTO VIGESIMOSEGUNDO

Cuando en otoño estaban
los árboles desnudos,
llegó una tarde una nube
de pájaros cansadísimos.
Se posaron en las ramas
y parecía que hubiesen
regresado las hojas
a temblar con el viento.

Tonino Guerra, La miel, Ediciones La Palma, 1993

lunes, 20 de septiembre de 2010

L'Homme Parle - La crise















Polígono de Arrayanes

Polígono de Arrayanes:
reserva de marginados
de la clase proletaria,
diezmada por el paro,

que ganan una miseria
por trabajar como esclavos.
Son de hambruna las pensiones,
y eso que llaman salario
social no es la solución,
es un remiendo, un apaño.
Polígono de Arrayanes:
gran foco de heroinómanos,
de toda suerte de drogas,
extenso supermercado.
Mujeres descalabradas,
estudiantes condenados
al fracaso, alcoholismo...
El sistema nos lo ha dado.
No, no es distinto a otro
del mismo origen, mi barrio.

P.R.F., Crónicas de un subproletario y otros poemas, Baile del Sol, 2002

Dum Dum Girls - Jail La La

jueves, 16 de septiembre de 2010














Esta es su unidad de clase. Subliman la dominación real capitalista, literaturizan sus condiciones y relaciones de producción, de trabajo y vida; las transforman ideológicamente, reinvierten o reconvierten esas relaciones y condiciones de nuestro capitalismo real en las condiciones y relaciones de un inexistente -es decir, existente en la ideología y gracias a la ideología- capitalismo normal, natural, habitable, vivible, incluso moral también del que extraen su inspiración ¡cómo no! y la materia estética de sus poemas y novelas urbanas o viceversa, de una viceversa posmoderna. Con un único objetivo histórico, una única finalidad igualmente histórica y de clase, a saber, ideologizar, socializar esa ideología hasta que la hagan suya, hasta que la naturalicen las clases subalternas, reconvertidas en dóciles e inocuas, obedientes y sumisas, sometidas al orden social que las explotan y dominan como si fuese la vida misma, natural, humana,universal, eterna, infinita.

José Antonio Fortes, Intelectuales de consumo. Literatura y cultura de estado en España (1982-2009), Editorial Almuzara, 2010

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bomba Estereo - Niña rica













LA MANSEDUMBRE ASESINA

En la calle
siempre corrí el peligro de perecer
en brazos de cualquiera:
en brazos de un cura
de un inspector de hacienda
de un político
de un poeta hermético
de un parado
de un pluriempleado
de un empresario
de un sicólogo
de un demócrata
de un sabio
(incluso de un médico)
etc. etc.
Pero
ya no voy a correr más el riesgo:
a partir de ahora
esperaré
para salir de casa
a que desaparezca la plaga
No quiero que me inoculen el virus
de la MANSEDUMBRE ASESINA

P.R.F. Crónicas de un subproletario y otros poemas, Baile del Sol, 2002

domingo, 12 de septiembre de 2010



















UN DÍA CUALQUIERA

Mañana

Hace escasos minutos que ha sonado la alarma del despertador. Estoy aquí, en el dormitorio, de pie, vistiéndome. Me cuesta horrores encerrar la polla en los calzoncillos (pasados de moda) de reducidas dimensiones, que quiero ponerme. Mi compañera duerme, y respira irregularmente.
En el váter, lo primero que hago es echar una meada y tirarme algunos pedos. Antes me incomodaba pensar que, tras el delgado tabique, los vecinos me estarían oyendo mear y ventosear (yo les oigo a ellos perfectamente), pero, con el paso del tiempo, les he dado de lado a los melindres en favor de mi propia comodidad.
He desayunado galletas y café con leche. La leche, al hervir, se ha derramado sobre el quemador de la cocina. El olor a leche quemada se ha extendido por todos los rincones de la casa: primera contrariedad del día.
Odio la calle. ¡Parece increíble como ha aumentado el tránsito de vehículos en esta asquerosa ciudad!
Sólo hay una anciana en la parada del bus. A pesar de que la miro de reojo, o, quizá, por eso, la vieja se asusta y se aferra a su bolso, como si en él llevara guardada la poca vida que le queda. Le doy la espalda con un gesto despreciativo, me alzo el cuello del polar -hace frío- y subo al autobús, el número 7, que acaba de llegar.
En la oficina del paro hago cola y espero mi turno para que me sellen la cartilla. Escruto los rostros (plano secuencia) de los que, como yo, sumisamente, acuden a la cita trimestral: La chica de pelo rubio y corto, tiene cara de perpetua opositora. El muchacho alto y moreno lleva las manos manchadas de pintura, también los zapatos. Conozco al tipo gordo, el de las Ray-Ban de sol; pero no sé de qué... El viejo de la cazadora de cuero tose desesperadamente. Y los funcionarios atienden al público con disimulada amabilidad y mal oculto aburrimiento.
De vuelta a casa decido atajar atravesando el único descampado -en el cual han empezado ya a edificar- cercano al centro de la ciudad. Parece un pequeño islote cubierto de hierbajos, escombros, botellas, bolsas de plástico... basura de todo tipo. Huele a orina y hay papeles en el suelo manchados de mierda. Las ratas y los gatos campan a sus anchas por estos alrededores y merodean, sigilosos, en busca de alimento.


Noche

Tras la cena (una sopa de sobre, unos cacahuetes, algo de queso y dos vasos de vino) caliento agua para hacerme una infusión de valeriana, como de costumbre, para conciliar pronto el sueño. Cerca de la medianoche, me acuesto (Noni hace más de una hora que está en la cama, y parece dormida). Pero no puedo evitar que acudan a mi mente los problemas que me angustian: pienso que estoy sin trabajo, se me aparecen los rostros crispados de las personas a las que debo dinero, no olvido que hace muchos meses que no pago el alquiler del piso y que estoy amenazado de desahucio, que no sé si podré pagar la luz y el agua...
Todos estos turbios pensamientos se me agolpan en el cerebro, uno detrás de otro, sin tregua. Nervioso, me levanto de un salto y me dirijo a la cocina. Hurgo en el cajón de las medicinas hasta que encuentro las Orfidal; me tomo dos. Vuelvo a meterme en la cama y trato de relajarme; pero son tan grandes el desasosiego y el terror que me embargan que acabo rezando (las pocas frases del padrenuestro que aún recuerdo) a pesar de que soy ateo.

P. R. F., Crónicas de un subproletario y otros poemas, Baile sel Sol, 2002

jueves, 9 de septiembre de 2010



















(Estatua de Harriet Tubman, Harlem)



1

Partir.
Así como hay hombres-hiena y hombres-pantera, yo
seré un hombre-judío,
un hombre cafre
un hombre-hindú-de-Calcuta
un-hombre-Harlem-sin-derecho-a-voto
El hombre-hambre, el-hombre -insulto, el hombre-tortura
se le podría
prender en cualquier momento, molerlo a golpes-matarlo
por completo
sin tener que rendirle cuentas a nadie.

2

Un hombre judío
un hombre-progom
un perro de caza
un pordiosero.
Pero, ¿es que puede uno matar el remordimiento, bello
como la cara de sorpresa de una dama inglesa al encontrar
en su sopa un cráneo de hotentote?
Yo reencontraría el secreto de las grandes comunicaciones
y de las grandes combustiones. Diría tempestad, diría río.
Diría ciclón. Diría hoja. Diría árbol, mejorarían todas las
lluvias, me humedecerían todos los rocíos.
Me revolcaría como sangre frenética sobre la lenta corriente
del ojo de las palabras,
en caballos locos, en niños tiernos, en toques de queda en vestigios
de templo, en piedras preciosas, lo bastante lejos como para
descorazonar a los menores.
Quien no me comprenda no comprenderá el rugido del tigre

3

Es mío
un hombre solo preso de blancura
un hombre solo que desafía los gritos de la muerte
blanca
(TOUSSAINT,TOUSSAINT L'OUVERTURE)
un hombre solo que fascina al gavilán blanco de la muerte
blanca
un hombre solo en la mar infecunda de la arena blanca
es un viejecito que se eleva contra las aguas
del cielo.
La muerte describe un círculo brillante encima de este hombre
la muerte brilla dulcemente sobre su cabeza
la muerte sopla en la caña madura de sus brazos
la muerte galopa en la prisión como un caballo blanco
la muerte luce en la sombra como los ojos de los gatos
la muerte hipa como el agua bajo las rocas
la muerte es un pájaro herido
la muerte decrece
la muerte vacila
la muerte es un paytura sombrío
la muerte expira en una blanca balsa de silencio.

Aimé Césaire

miércoles, 8 de septiembre de 2010

martes, 7 de septiembre de 2010















ANA FAUCHA era una viejecita del Sur de España. Su marido murió luchando en la guerra civil. No le quedaba en la vida más que un hijo preso en la cárcel de Valdenoceda. Estaba enferma y no quería dejar este mundo sin ver por última vez a su hijo.
Ana Faucha, anciana y sola, sin recursos, vivía de milagro. Pero era una mujer del pueblo, acostumbrada al sufrimiento; tenía el temple de las madres españolas. Y sin pensarlo más se puso en marcha, decidió ir a pie a la cárcel donde se encontraba su hijo.
Andando, siguiendo a veces las vías del ferrocarril para no perderse, pidiendo limosna por los caminos y en los pueblos que encontraba a su paso, formando un pequeño paquete de comida para su hijo con lo mejor que recogía, esta madre cruzo de abajo a arriba el mapa de España. En su camino conoció el amor y solidaridad de muchas familias sencillas que la albergaron en sus casas. A veces en la carretera la recogían y la acercaban algunos kilómetros a su destino.
No se sabe cuántas semanas o cuantos meses tardó en llegar a Valdenoceda. Pero llegó. Y me imagino cómo saltaría su corazón de gozo cuando por fin vio la cárcel donde penaba su hijo.
Se acercó a la ventanilla de comunicaciones y dio el nombre de su hijo. El funcionario miró el fichero, un fichero frío, como son los ficheros de las cárceles y le respondió: -Señora, usted no puede comunicar con él porque está chapado en una celda de castigo.
Aquella madre no comprendía. No le cabía en la cabeza y en el corazón que después de haber cruzado media España no pudiese ver a su hijo porque estaba castigado.
-Entréguele por lo menos esta comida, por favor, soy su madre….
-No puede recibir nada, esta incomunicado-respondió secamente el guardián de prisiones.
Desde entonces, todos los días, aquella anciana se acercaba tres o cuatro veces, mañana y tarde a la ventanilla y recibía la misma contestación. A todas las horas se la veía, como un pequeño fantasma, con un pañuelo negro sobre la cabeza y arropada con un mantón oscuro, rondar por la puerta de la cárcel, acercarse a los muros, golpearlos con sus pequeñas manos pálidas como pidiéndoles una explicación.
Yo no sé cuánto tiempo hubiera esperado aquella madre, bajo el frio y la nieve para ver a su hijo. Pero vivíamos uno de los inviernos más crudos y una mañana apareció junto a los muros de la cárcel, como un pequeño pájaro oscuro, cubierta de nieve, abrazada al paquete que inútilmente fue formando para su hijo.
Así murió Ana Faucha, una viejecita del Sur, símbolo de las madres de los presos políticos, a la puerta de una cárcel de España."

Decidme como es un Arbol, Marcos Ana.