Buscar este blog

viernes, 6 de abril de 2012

que el fuego recuerde nuestros nombres (6/6). Antonio Orihuela








Adiós bolitas de añil, abismo azul por el que un día se coló
el sucio gris desahuciado del mundo.

Adiós venenos, charlas, prisas, cartera, patatas fritas,
nombres que tendrán las calles mañana, ya no anhelo nada.

Adiós juguetes, bifaces, libros, piedras de cuarzo, capalas,
semillas de mostaza, perros boxeadores de Nebraska,
puertas que daban sobre mí mismo, submarinos amarillos,
Budas, estrellas, Vía Láctea y música de las esferas.

Adiós Daniel, adiós Jesús, adiós David,
adiós a todos los que me visteis en el montón de heno
y me escogisteis.

Adiós Mehari, amargor, Angola minha terra, arenas del Sahara.
Adiós besos, Marruecos, salada Asihla,
fotos azules con Ángela en el lavadero de Chauen,
campanillas y yantras del cedro del Líbano
de mi casa de Mérida.

Adiós niña mía, extensión de mí,
miembro errante que me trasmites tu dolor.
Adiós Mar, adiós maravilla.

Adiós himnos, adiós CNT, memoria, sacrificio,
pájaros que cantasteis toda la noche.
Adiós Juan Ramón,
saludado por una inmensa multitud en el muelle de Buenos Aires
como el más grande poeta de las letras hispanas,
mientras en Moguer, en tu pueblo,
te tiraban piedras y te llamaban loco.

Adiós Juan de Yepes, Francisco de Asís, Marpa el traductor,
mago Milarepa, león de Manjusri, sandalia de Bodhidharma,
sonriente Padmasambhaba, gozoso Seng Sung,
adiós maestros, lamas de azafrán, rojas nubes locas,
santitos radiantes de mi casa.

Adiós hermano sol, hermana luna, hermano lobo,
adiós mis hermanos, namasté.
Adiós ácidos, tablas dobladas por la tristeza, incensarios,
nieve, sahumerio, psilocibes,
rosa lisérgica hawaiana, cuerpos, cenizas, esperanzas,
paraísos, sufrimientos, ignorancia, sueño, logro, señales,
hallazgos, satoris, borracheras,
diamantes cortadores de todos los apegos.

Adiós enseñanzas, koans, tantras, mantras, sutras, mudras,
oraciones, versículos, revelaciones, canciones, libros.

Adiós poemas, no habrá más palabras para la mente.

Adiós Big Bang, no me quedaré para ver el final,
porque todo caerá.

Todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,
todo caerá,



todo





Antonio Orihuela. Todo el mundo está en otro lugar. Ediciones de Baile del Sol. Tegueste (Tenerife). 2011

jueves, 5 de abril de 2012

que el fuego recuerde nuestros nombres (5/6). Antonio Orihuela








Adiós a los Andes, a Böll, a los payasos, a la Comuna de París,
a la tibia luz de Roma, a las colmenas, al fascio,
adiós Pau Casal, adiós ETA, adiós cormorán Carrero Blanco.
Adiós Erice, adiós sur.
Adiós Argentina, no llores por mí como mujer
porque esto ya no es un hombre Primo Levi.

Adiós Ben Johnson, adiós John Silver, adiós tesoros,
islas desiertas, Stevenson, loros,
nunca más volveréis a mecer mis sueños de niño.
Adiós Enkidú, Hércules, Orfeo, Gilgamesh, Jabato, Superman,
adiós panteón de superhéroes,
secretos enlucidores de mis fantasías infantiles.
Adiós a Bruce Lee
y a las noches de verano oliendo el Don Diego del Cine Central.
Adiós a las calles sospechosamente vigiladas, adiós piscinas,
hombres que se llamaban caballo o diamante,
o rayo de latón o visión lejana.

Adiós Sam Shepard, hoteles, Nick Drake,
claveles portugueses, Watergate, Sex Pistols,
Franco muerto
sin que nadie lo jubilara a los ochenta y dos años.
Adiós Jesús Fernández Pacheco, herida de salida está la flecha.
Adiós Ford que no fuiste a Vietnam.
Adiós Nixon que cortaste el suministro de maría desde México
y metiste heroína desde el sudeste asiático
como para matar diez generaciones de jóvenes y, de paso,
el sueño de toda la izquierda americana.

Adiós burguesía, basura,
ya no me dirás nunca más cómo he de vivir.

Adiós Sodoma, adiós Gomorra, adiós estatuas de sal
y cabeza abierta de Pasolini
asesinado por los servicios secretos italianos.

Adiós Guerra Civil, muertos míos
nunca suficientemente llorados,
adiós gente sin tumba, adiós anarquistas.

Adiós Gernika
mucho menos bombardeada que Almería pero vasca.

Adiós al templo de Poseidón en Cabo Sunion,
Giraldilla solidaria de Sevilla,
Mezquita llena de curas de Córdoba,
Alhambra imposible de Granada,
Ramblas rebeldes de Barcelona,
estupa de trece anillos de Swayambunath,
bosque sagrado de Dakshin Kali,
adiós los tres mil escalones
del templo de Vajra Yogini en Sankhu,
a los monjes en trance del monasterio de Matho
y a Maitreya que ya no vendrá desde Occidente.

Adiós Oriente, Aleixandre, labios como espadas, lolitas.

Adiós Etiopía, ya no eres ni un disco de la Patti.

Adiós Jacques Brel, electrocutado
mientras yo jugaba en la playa con mis trece años.

Adiós constitución, mentiras, coronas fúnebres,
monarquía, parásitos, papas, nazis,
templos, campos de concentración, estadios, frenopáticos,
parlamentos que hedéis como el retrete de la cárcel,
prisiones que crecieron hasta incluirnos a todos.

Adiós neoliberalismo, flores de Afganistán,
revolución sandinista, selva del Amazonas,
bosques de Borneo de oferta en el IKEA.

Adiós John Lennon, Ian Curtis, Rhodesia,
Tito, Miles Davis, golpes de estado, neutrones,
Truffaut, CD’S, fama, PSOE, Malvinas, Carlos Cano, Ajiji,
San Miguel de Allende, Mazatlán,
Ángel, Guadalajara, aguas calientes, cubatas, horchatas,
haoma, soma, nieve, maná.

Adiós a los parques, a los vagabundos,
a los bancos con corbata y cámaras de vigilancia
para evitar que roben a los ladrones que roban dentro.

Adiós TV, calamidad,
que provocaste durante mi siglo
más tarados que todas las plagas de Egipto.

Adiós Dylan, vendido, respuestas que se fueron con el viento
y que hoy cantan los marines mientras bombardean Irak.

Adiós SIDA que te llevaste la alegría del mundo.

Adiós sonrisas que conquistasteis mi adolescencia,
quién se atreve hoy a miraros.

Adiós CEE, Chernobyl estupenda
el día antes de saltar por los aires
y contaminar hasta la costa este americana.

Adiós cometa Halley, hoy no te he visto
y me temo que no volveré a verte pasar.
Adiós Chagall volador, adiós besos robados,
laberíntico Borges, reloj de Cortázar.

Adiós Julian Beck
que escribiste los versos del libro cerrado de la revolución.

Adiós agotado corazón, dolor
ya puedes apagarte.
Adiós mamá, adiós papá, adiós familia, adiós.

Adiós nombre de la rosa única, lluvia púrpura.

Adiós monstruo que vivías debajo de mi cama,
adiós nervios, miedos, inocencia, almohada.

Adiós enfermedades, caídas, temblores, fatigas,
ya estoy listo para cerrar los ojos,
os prometo no ir a trabajar mañana.
Adiós camión de la basura, no me esperes levantado.






Antonio Orihuela. Todo el mundo está en otro lugar. Ediciones de Baile del Sol. Tegueste (Tenerife). 2011