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domingo, 24 de febrero de 2013

el pretendiente. Sylvia Plath





















Ante todo, ¿eres nuestro tipo?
¿Llevas un ojo de vidrio,
Una dentadura postiza o una muleta,
Un corrector dental o un garfio,
Pechos de silicona o un sexo de goma,

Alguna sutura que demuestre que te falta algo?
¿No? ¿No? Entonces,
¿Cómo podemos darte nada?
Venga, no llores.
Abre la mano.

¿Vacía? Sí, vacía. Pues aquí tienes otra
Para llenarla, y deseando
Servirte una taza de té, disipar tus migrañas
Y hacer cuanto le digas.
¡Quieres casarte con ella? Tiene garantía,

Te cerrará los ojos cuando llegue el fin
Y se deshará en llanto.
Con la sal renovamos nuestro stock
Pero veo que vas completamente desnudo.
Qué te parece este traje:

Negro y almidonado, aunque no te sienta mal.
¿Quieres casarte con él?
Es impermeable, irrompible, a prueba
De fuego y de bombas que atraviesen el techo.
Créeme, te enterrarán con él puesto.

Y ahora la cabeza que, perdóname, está vacía.
Pero también tengo un remedio para eso.
Ven aquí, bombón, sal del armario.
Bueno, dime ¿qué te parece esto?
Desnuda como un papel en blanco

Pero dentro de veinticinco años será de plata,
Y dentro de cincuenta, de oro.
Una muñeca viviente, la mires por donde la mires.
Puede coser, puede cocinar,
Puede hablar, hablar, hablar.

Funciona de maravilla, te lo aseguro, sin el menor defecto.
Ahí tienes un agujero, a modo de cataplasma.
Ahí tienes una mirada, a modo de imagen.
Decídete, chaval, éste es tu último recurso.
¿Quieres casarte, quieres casarte con esto?


11 de octubre de 1962


Sylvia Plath. Poesía completa. Bartleby Editores. 2008. Madrid

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