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jueves, 27 de junio de 2013

los estatutos del hombre. Thiago de Mello






Artículo 1.
Queda decretado que ahora vale la vida,
que ahora vale la verdad,
y que de manos dadas
trabajaremos todos por la vida verdadera.
Artículo 2.
Queda decretado que todos los dlas de la semana,
inclusive los martes más grises,
tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo 3.
Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas,
que los girasoles tendrán derecho
a abrirse dentro de la sombra;
y que las ventanas deben permanecer el día entero
abiertas para el verde donde crece la esperanza.
Artículo 4.
Queda decretado que el hombre
no precisará nunca más
dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre
como la palmera confía en el viento,
como el viento confía en el aire,
como el aire confía en el campo azul del cielo.

Parágrafo único:
El hombre confiará en el hombre
como un niño confía en otro niño.
Artículo 5.
Queda decretado que los hombres
están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será preciso usar
la coraza del silencio
ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará en la mesa
con la mirada limpia
porque la verdad pasará a ser servida
antes del postre.
Artículo 6.
Queda establecida, durante diez siglos,
la práctica soñada por el profeta Isaías,
y el lobo y el cordero pastarán juntos
y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo 7.
Por decreto irrevocable
queda establecido
el reinado permanente
de la justicia y de la claridad.
Y la alegría será una bandera generosa
para siempre enarbolada
en el alma del pueblo.
Artículo 8.
Queda decretado que el mayor dolor
siempre fue y será siempre
no poder dar amor a quien se ama,
sabiendo que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo 9.
Queda permitido que el pan de cada día
tenga en el hombre la señal de su sudor.
Pero que sobre todo tenga siempre
el caliente sabor de la ternura.
Artículo 10.
Queda permitido a cualquier persona,
a cualquier hora de la vida,
el uso del traje blanco.
Artículo 11.
Queda decretado, por definición,
que el hombre es un animal que ama
y que por eso es bello,
mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo 12.
Decrétase que nada estará obligado ni prohibido.
Todo será permitido.
Inclusive jugar con los rinocerontes
y caminar por las tardes
con una inmensa begonia en la solapa.
Parágrafo único:
Sólo una cosa queda prohibida:
amar sin amor.
Artículo 13
Queda decretado que el dinero
no podrá nunca más comprar
el sol
de las mañanas venideras.
Expulsado del gran baúl del miedo,
el dinero se transformará en una espada fraternal
para defender el derecho de cantar
y la fiesta del dia que llegó.
Artículo final.
Queda prohibido el uso de la palabra libertad,
la cual será suprimida de los diccionarios
y del pantano engañoso de las bocas.
A partir de este instante
la libertad será algo vivo y transparente,
como un fuego o un río,
o como la semilla del trigo,
y su morada será siempre
el corazón del hombre.


domingo, 16 de junio de 2013

he aprendido algunas cosas. Atahol Behramoglu
















Después de tanto vivir, he aprendido algunas cosas:
que si estás vivo, debes gozar con todas tus fuerzas cada experiencia,
que debe quedar exhausta tu amada de tanto besarla
y que debes caer rendido después de oler cada flor.
Que una persona puede pasarse horas mirando al cielo,
puede pasarse horas mirando a un pájaro, a un niño, al mar.
Que vivir en la tierra es hacerse parte de ella,
es arrancar las raíces que no se quieren separar.
Que si te apegas a algo, no dejes de abrazar con fuerza a un amigo
lucha por lo que crees con cada músculo, tu cuerpo entero, toda tu pasión.
Y si te tiendes por un momento en el calor de una playa,
descansa como descansa la arena, como una hoja o un cantal.
Escucha cada canción maravillosa, plenamente
como colmando todo tu ser de sonido y melodía.
Uno debe hundir primero la cabeza en la existencia
como zambulléndose de un acantilado en el esmeralda del mar.
Que tierras distantes te atraerán, gentes que no conoces
y debes arder en ansias de leer cada libro, de conocer la vida de los demás.
Que por nada debes reemplazar el gozo de un vaso de agua
y debes llenar tu vida de anhelos sin importarte cuánto sea el placer.
Que debes sentirte orgulloso de conocer el sufrimiento en todo tu ser
porque los dolores, como las alegrías, hacen crecer a quien por ellos pasa.
Que tu sangre ha de mezclarse con la gran circulación de la vida
y en tus venas ha de fluir interminable la fresca sangre del vivir.
Después de tanto vivir, he aprendido algunas cosas:
que si estás vivo, debes buscar toda experiencia, fusionarte con los ríos, los cielos, el cosmos  
pues aquello que llamamos vivir no es más que un regalo entregado a la vida
y la vida es un regalo que nos han puesto en las manos con el vivir.

lunes, 3 de junio de 2013

malos recuerdos




Malos recuerdos. Sebastián Miale






Malos recuerdos




                                   La vergüenza es un sentimiento revolucionario
                                                                            KARL MARX

Llevo colgados de mi corazón
los ojos de una perra y, más abajo,
una carta de madre campesina.

Cuando yo tenía doce años,
algunos días, al anochecer,
llevábamos al sótano a una perra
sucia y pequeña.

Con un cable le dábamos y luego
con las astillas y los hierros. (Era
así. Era así.
                 Ella gemía,
se arrastraba pidiendo, se orinaba,
y nosotros la colgábamos para pegar mejor).

Aquella perra iba con nosotros
a las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.


Cuando yo tenía quince años,
un día, no sé cómo, llegó a mí
un sobre con la carta de un soldado.

Le escribía su madre. No recuerdo:
«¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.
No te puedo mandar ningún dinero...»

Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
y papel de fumar para su hijo.
«Tu madre que te quiere.»
                                       No recuerdo
el nombre de la madre del soldado.

Aquella carta no llegó a su destino:
yo robé al soldado su papel de fumar
y rompí las palabras que decían
el nombre de su madre.

Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver y despegar
el cable de aquel vientre ni enviar
la carta del soldado.






                                                 Antonio Gamoneda





Sangre

Éramos cinco a la mesa de juego 
sin contar al croupier 
y su ayudante. El hombre 
de junto a mí tenía los dados 
en la mano. 
Se sopló los dedos, dijo: 
¡Vamos, pequeños! Y se inclinó 
sobre la mesa para tirar. 
En ese momento, una sangre roja brotó 
de su nariz, salpicando 
el verde paño de fieltro. Soltó 
los dados. Se echó hacia atrás pasmado. 
Y luego aterrorizado cuando la sangre 
corrió por su camisa abajo. ¡Dios mío! 
¿qué me está pasando? 
gritó. Se agarró a mi brazo. 
Oí funcionar los motores de la Muerte. 
Pero en aquella época yo era joven, 
y estaba borracho, y quería jugar. 
No tenía por qué escuchar. 
Así que me largué. No me volví ni siquiera, 
ni encontré esto dentro de mi cabeza, hasta hoy.


                                                         Raymond Carver



Nieve

El minero se ahorcó
Con la cuerda de una persiana
En el porche de su casa

Acudimos a verlo
Casi todos los niños de la barriada

Lo mirábamos en silencio
Con respeto

Pero hacía mucho frío
Y comenzó a nevar



Abandonamos al muerto
Y nos fuimos a jugar con la nieve

Era la primera vez
Que veíamos la nieve



                                                       P. R.